No basta con enviar nuestro CV, siendo fundamental tener muy claro cuál es nuestro perfil profesional para postular en aquellas ofertas para las que podemos ser un buen candidato.
Si se encuentra en situación de desempleo es posible que envíe su CV y se postule a infinidad de ofertas de empleo. Sin embargo no le llaman, y es el momento de preguntarse qué está haciendo mal. Lo primero es preguntarse si está orientando bien su búsqueda. Mucha gente piensa que con enviar el CV ya está todo el trabajo hecho, pero nada más lejos de la realidad. Buscar empleo es un trabajo en sí mismo.
De nada nos servirá mandar su CV de forma indiscriminada, por lo que debemos autoanalizarnos y ver cuáles son nuestros puntos fuertes y cuáles nuestras debilidades. En definitiva, debemos tener claro cuál es nuestro perfil profesional para postular en aquellas ofertas para las que podremos ser un buen candidato. Es necesario encajar con la descripción del puesto, así como identificar qué aspectos son imprescindibles y cuáles deseables. Y ya en función de eso, ver si nos conviene aplicar al mismo o no.
Otro aspecto a valorar es nuestro CV en sí. Lo ideal es llamar la atención de nuestro reclutador para diferenciarnos del resto de candidatos, y la mejor forma de hacerlo es enviando un CV personalizado a la oferta en cuestión. Nos centraremos en aquellos aspectos que más puedan interesar a la empresa empleadora, y así tendremos muchas más posibilidades de que nos contraten.
Los reclutadores premian la claridad y simplicidad, por lo que nada de CV extensos con miles de datos. Hay que procurar no enumerar toda nuestra vida laboral, y resaltar solo aquellas experiencias que más puedan aportar al puesto de trabajo al que estamos aspirando. Igualmente el CV debe tratar de dar repuesta a lo que buscan, como objetivos profesionales, especialidades, fortalezas, logros, etcétera. La clave es hacer interesante nuestra candidatura, intentando destacar sobre el resto.
Una vez superada la primera criba del CV llega la entrevista. Aquí es imprescindible mostrar una actitud proactiva e interesada en el puesto. Los expertos recomiendan que, mientras encuentra otro empleo, aproveche ese tiempo para continuar formándose en aquellos ámbitos donde presente más debilidades. Las empresas, cada vez más, valoran tener alguna experiencia internacional, y lo importante es conocer las demandas de las mismas y saber adecuarse a los perfiles laborales actuales.
Uno de los principales problemas a los que se enfrentan las compañías para reclutar talento es la falta de adecuación entre la demanda y la oferta existente en el mercado. De ahí que convivan altas tasas de paro con miles de empleos vacantes para los que no se encuentran a los candidatos idóneos.
Tampoco debemos olvidarnos de nuestra reputación online, es decir, en las redes sociales. Estas son nuestra carta de presentación en el mundo digital, aunque es fundamental diferenciar el perfil profesional del personal, así como trabajar el perfil profesional en los canales más apropiados (como pueden ser LinkedIn o Twitter). Además la foto de nuestro perfil, la descripción y la presentación debería estar enfocados al puesto de trabajo que se desea encontrar, así como el sector.
Por último, pero no por ello menos importante, revisa cómo se nos ve en la red. Hay que cuidar la imagen que transmitimos, y una mala reputación online puede acabar con todo el buen trabajo realizado previamente. Evita publicar fotos en situaciones comprometidas, así como hacer comentarios inapropiados. Casi el 90% de los profesionales de Recursos Humanos asegura consultar las redes sociales de los candidatos preseleccionados antes de tomar una decisión de contratación.
*Fuente de la información ‘El Mundo’.
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