El abanico de herramientas de apoyo a las que puede acceder un emprendedor es bastante amplio, pero solo hay una en la que prevalece el ánimo de ayudar desinteresadamente: el mentoring, cada vez más extendido en nuestro país.

El mentornig son relaciones basadas en el compromiso personal de los implicados, entre los que se comparten experiencias, conocimientos y visiones para contribuir al crecimiento del aprendiz (que es como se denomina al emprendedor cuando nos referimos al mentoring). Y todo ello sin contraprestación económica alguna.

Esta fórmula lleva años cosechando una gran aceptación mundial. En España existe la Red de Mentoras Madri+d, creada en 2006 y formada por empresarios y profesionales de reconocida trayectoria que, de forma desinteresada, allanan el camino a emprendedores de base científico-tecnológica. Está basada en la voluntad e interés mutuo, de mentores y emprendedores cuyo objetivo es crear vínculos a largo plazo.

Entre las cualidades de este tipo de consejero están la generosidad, capacidad de escucha, humildad, autoconfianza, apertura de miras, paciencia y disponer de tiempo libre. Un mentor debe ser un guía motivador que, aportando los conocimientos precisos y una experiencia amplia, permita al equipo de gestión encontrar su modelo de negocio lo antes posible (o darse cuenta de que el proyecto no tiene sentido y debe abandonarlo minimizando el esfuerzo en tiempos de dedicación y recursos financieros).

Detectar y advertir de que el proyecto no es viable también forma parte del cometido de un mentor, actividad que además exige empatía, capacidad de análisis, amplia red de contactos, fluidez y claridad en la comunicación. Y tener siempre presente que se trata de guiar y que, en ningún caso, el mentor forma parte de la gestión ni toma ningún tipo de decisión en la empresa asesorada.

*Fuente de la información ‘Cinco Días’.

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