Las pensiones por jubilación tienen la consideración de rendimiento del trabajo y como tal tributan en el IRPF. Por tanto parte de lo que reciben los pensionistas a través de la Seguridad Social vuelve al Estado vía impuesto sobre la renta.

A pesar de que muchas prestaciones no llegan al límite de tributación, la jubilación media y el número de pensionistas no ha cesado de aumentar. Los últimos datos con los que cuenta la Agencia Tributaria indican que los pensionistas pagaron en 2017 más de 10.000 millones de euros por las retenciones del IRPF sobre sus prestaciones (siendo la primera vez que se supera esa cifra en la historia). En los próximos días conoceremos el importe exacto, pero teniendo en cuenta la evolución hasta el tercer trimestre, no hay ninguna duda de que se rebasará el límite de los 10.000 millones.

El tipo de retención medio en el IRPF que recae sobre los pensionistas se sitúa, actualmente, en el 7,7%. No podemos olvidar que el IRPF es un tributo progresivo, es decir, que si aumenta la prestación media también se incrementa la retención.

Por tanto, y atendiendo a lo expuesto, los tramos y tarifas que se aplican a los pensionistas son los mismos que rigen para los asalariados. El mínimo familiar exento de tributación de 5.550 euros para todos los contribuyentes aumenta hasta los 6.700 euros para los mayores de 65 años, y a 8.100 euros para los que superan los 75 años.

*Ejemplo: un pensionista que no tenga hijos a cargo ni ninguna minusvalía sufrirá una retención sobre su prestación cuando supere los 12.600 euros al año (900 euros al mes en las 14 pagas que abona la Seguridad Social).  Sin embargo un pensionista que tenga 78 años y una minusvalía entre el 33% y el 65%, empezará a soportar una retención a partir de 14.110 euros (1.007 euros brutos al mes).

Tampoco pagan IRPF todos los contribuyentes que cobran una prestación no contributiva, cuya cuantía máxima son 5.178,6 euros anuales. La pensión media de hoy en día se sitúa en 1.077,52 euros, y tiene una retención del 7%.

La retención en el IRPF actúa como un adelanto del pago del impuesto, que se liquida en la declaración anual que se presenta entre abril y junio de cada año y que puede salir a devolver o pagar. En cualquier caso, no cabe esperar que la cifra de más de 10.000 millones que abonaron en 2017 los pensionistas genere devoluciones relevantes. Igualmente el tipo de retención de los pensionistas goza de reducciones adicionales y de incentivos fiscales que permiten rebajar la factura fiscal de la declaración anual (deducción por vivienda o la reducción por aportaciones a planes de pensiones).

Las pensiones suponen ya el 24% del total de rentas que tributan como rendimiento del trabajo en el IRPF, generando el 15% de lo que recauda Hacienda por las retenciones. La principal fuente de ingresos siguen siendo los salarios de los trabajadores, que aportan el 79% del total y soportan un tipo de retención medio del 14,9%.

Por último, y ante las protestas por la revalorización de las pensiones de un 0,25%, Hacienda tiene previsto incluir en los Presupuestos Generales del Estado una ayuda directa para los contribuyentes de mayor edad. A su vez el Gobierno pactó con el partido de Albert Rivera (Ciudadanos) reducir el IRPF a los que ganan menos de 18.000 euros y dejar exentos de tributación a los que no llegan a 14.000 euros. Esta es una medida pensada para los asalariados pero que también beneficiará a los pensionistas.

*Fuente de la información ‘Cinco Días’.

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