Como responsable o trabajador de una empresa usted puede creer o pensar que esta va a tomar una serie de decisiones que va a dañarnos o avanzar en la dirección equivocada, y a continuación, en Gómez & Moreno Asesores, vemos algunos posibles pasos a dar cuando nos encontramos en esta situación.
1. Expresa tu objeción. Dependiendo del tipo de organización para la que trabajamos y el cargo que ocupemos lo haremos de una u otra forma. Si tienes la suficiente veteranía como para tener una implicación directa en la toma de decisiones deberás exponer que la compañía está cometiendo un error, así como explicar por qué y buscar aliados en esta misiva. Sin embargo, si tu antigüedad no es suficiente como para participar en estas discusiones, expresa lo que piensas de forma educada y calmada (y siempre a través de los foros aceptados en su organización). Si, por ejemplo, durante una reunión el consejero delegado se dirige a todos y pregunta si existen dudas, aprovecha la oportunidad. Si hay una dirección de correo electrónico para sugerencias de los empleados, úsala. Sin embargo si su organización no dispone de un mecanismo para solicitar opiniones mantente atento a otras oportunidades de empleo. Una compañía que no muestra ningún interés en lo que piensan sus empleados no es buena señal.
2. Mantén una lealtad intachable por la organización, no por ti mismo. Evite siempre criticar a la compañía delante de gente externa, sobre todo clientes o proveedores. Además si uno de ellos le expresa objeciones similares a las tuyas responde afirman que vas a trasladar sus quejas, y hazlo. Lo que piensan los proveedores y los clientes importa, y mucho. Una compañía competente hablará con los clientes, aunque los altos ejecutivos tiendan a ignorar las opiniones que no quiere oír.
3. Trata de suavizar el golpe. Si la decisión que crees que va a dañar a la compañía se toma de todas formas, propón medios que ayuden a mitigar el daño. Si la compañía está entrando en un nuevo mercado arriesgado, sugiere primero un proyecto piloto. Es fundamental ser constructivo y, en esta fase, escoger bien sus batallas. A nadie le gusta la gente que se queja y que se opone a todo. Intenta hacer tu trabajo de forma impecable, para que nadie pueda culparte de los malos resultados. Además una vez tomada y ejecutada la decisión pon lo máximo de tu parte para que funcione. No hay nada que puedas hacer en esta fase, así que intenta extraer lo máximo de lo que ha sucedido. Ser un trabajador competente hace más probable que se te escuche en la próxima ocasión.
4. Espera el momento oportuno. Al final la estrategia a la que pusiste objeciones resultará un éxito o un desastre, pero pueden pasar meses, e incluso años, hasta estar seguros de una cosa o de la otra. Para cuando sea evidente, habrán sucedido muchas más cosas y es poco probable que la gente recuerde quién dijo qué cosa cuando se tomó la decisión. La mayoría asegurará haber estado a favor de una política que tuvo éxito y olvidará haber apoyado una que fracasó. Si te equivocaste, dilo. Al igual que las disculpas, admitir los errores, sobre todo si explicas por qué los cometiste, suele mejorar tu prestigio en lugar de perjudicarlo.
5. Nunca digas ‘ya te lo advertí’. A la gente no le suele gustar que se les demuestre su error. De la misma forma no esperes reconocimiento alguno por estar en la parte acertada del debate. Es posible que recibas cierto respeto a regañadientes de los que recuerdan lo que tanto tu como ellos dijeron, pero esto es algo poco probable.
*Fuente de la información ‘Expansión’.
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