En la actualidad en la mayor parte de los colegios de nuestro país los niños terminan la educación obligatoria con un nivel más o menos satisfactorio de inglés. Sin embargo el sistema educativo siempre va un poco por detrás de la sociedad, siendo imprescindible complementar la formación en la escuela con materias que serán más que necesarias para el futuro.
Un claro ejemplo de ello es la programación informática, sin la cual los niños de hoy tendrán verdaderas dificultades para conseguir un trabajo de calidad en el futuro. La programación otorga un valor añadido a los candidatos que buscan trabajo porque se diferencian del resto no sólo por sus conocimientos, sino por sus inquietudes y por su forma estructurada de resolver los problemas dentro de las organizaciones.
Los conocimientos de programación, aunque sean básicos, se exigen ya en la mayoría de los puestos de trabajo de nivel intermedio, y se está creando una brecha entre los profesionales que aportan conocimientos y experiencia en estas materias y los que no cuentan con ella. Incluso pasa aún con las habilidades de comunicación en inglés: según datos de 2017 casi el 60% de los españoles reconoce que no habla ni escribe ni lee en inglés. Y todo ello en un marco donde el tercio de las ofertas de trabajo tiene como requisito imprescindible un buen nivel de inglés.
Afortunadamente ya es posible combinar el estudio de programación o robótica en inglés, ya sea para adquirir conocimientos básicos de programación o para descubrir las numerosas posibilidades que aporta la tecnología en cuanto a la programación por bloques y a la robótica. Y todo ello a través de cursos que nos permiten afianzar los conocimientos y el vocabulario en inglés.
En España la industria del videojuego supone un mercado de más de 1.200 millones de euros, y está llena de oportunidades laborales para quien pueda aprovecharlas. Sin embargo, y según la Asociación Española de Videojuegos, nuestro país se encuentra en novena posición en el mercado europeo cuando le correspondería, por PIB, situarse en el cuarto.
*Fuente de la información ‘El Economista’.
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