Como bien hemos explicado en numerosas ocasiones, y como consecuencia de las grandes desigualdades demográficas, el actual sistema de pensiones español es insostenible y hace imposible mantener, únicamente con la pensión pública, el nivel de vida actual llegados a la edad de jubilación.

Pero además, debido a condicionantes laborales, económicos y sociales, las mujeres afrontan un reto mayor una vez jubiladas. En nuestro país la esperanza de vida ha sufrido un vuelco. En 1980 era de 72,5 años para los hombres y 78 para las mujeres, y en actualidad está en 81 y 87 años respectivamente (se prevé que estas cifras aumenten en 6 y 5 años hasta 2060). Esta situación no hace sino recordar que el envejecimiento es todo un desafío para el sistema de pensiones. No obstante, el debate a tener en cuenta debe enfocarse en la edad efectiva de jubilación y, no tanto, en la legal.

En España la brecha entre ambas es de 2,5 años para ambos sexos, lo que recuerda la importancia de garantizar la empleabilidad a largo plazo de la población. Además, esta creciente esperanza de vida conlleva que las mujeres españolas viven más años jubiladas que los hombres, es decir, perciben durante más tiempo una pensión pública.

El gran problema es que el importe medio de las pensiones que reciben las mujeres en España es en torno a un 37% inferior al de los varones. A continuación vamos a ver cuales son las razones por las que la pensión femenina se ve aminorada:

1. La brecha salarial de género. En 2016 las mujeres españolas cobraban un 14,2% menos que los hombres, y eso que esta brecha fue de las que más disminuyó en Europa entre 2011 y 2016.

2. Menos años trabajados/cotizados por la más tardía incorporación al mundo laboral frente a los hombres. De hecho, el porcentaje de hombres ocupados con un hijo se sitúa en el 22,7%, mientras que el de mujeres baja al 17,9%. Con dos hijos la desigualdad se amplía, pues los hombres ocupados son el 28,7% y las mujeres, el 20,7%. A esto hay que sumarle que el 72% del empleo a tiempo parcial lo ocupan mujeres, lo que conlleva una base de cotización inferior.

3. Situación laboral de las trabajadoras por cuenta propia. Los autónomos suelen acogerse a la base mínima de cotización lo que conlleva que, a la hora de jubilarse, las pensiones públicas que perciben sean inferiores. Pero, además, la situación se agrava para las mujeres, ya que los factores anteriormente indicados tienen un efecto exponencial, hasta el hecho de que la brecha en la pensión media de jubilación supera el 25% entre las autónomas y los autónomos.

Estos datos ponen de manifiesto que el sistema de pensiones español es insostenible y que las mujeres tienen aún más complicado mantener su nivel de vida una vez jubiladas. Por todo ello los expertos hacen hincapié en la necesidad de compaginar la pensión pública con un producto de ahorro e inversión. En este sentido, el fondo de inversión es el producto más eficiente para preparar un complemento a la jubilación, ya que son mucho más líquidos, fiscalmente más ventajosos y ofrecen una mayor transparencia que los planes de pensiones.

*Fuente de la información ‘El Economista’.

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