En un estudio publicado recientemente por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha quedado comprobado como el tipo general del impuesto que graba los beneficios de las empresas se encuentra, en 2018, en el 23,9% de media en sus países miembros (frente al 32,5% del año 2000).
Durante el pasado año ocho Estados han rebajado ese tipo impositivo, siendo la disminución media de 4,8 puntos porcentuales, frente a los 2,7 puntos de descenso constatado en 2017. Pero el cambio más significativo este año ha sido el de Estados Unidos (EEUU), donde se ha pasado del 38,91 al 25,75%.
Los autores del estudio también reseñan movimientos de caída en Argentina (aunque este país no forme parte, todavía de la OCDE), Francia, Bélgica, Japón, Luxemburgo, Noruega, Luxemburgo y Suecia.
Desde el año 2000 todos los miembros de la organización, a excepción de Chile, han reducido el tipo general del impuesto de sociedades, que varía ahora desde un mínimo del 9% en Hungría a un máximo del 34,43% en Francia.
El responsable de política fiscal de la OCDE ha expresado que pese a los temores de que esas rebajas sean una carrera de competencia para ofrecer el tipo más bajo a las empresas, en realidad la mayor parte de los países que han hecho reformas parecen comprometidos, siendo más bien una carrera por la media. En cualquier caso el objetivo es examinar de cerca la forma en que los otros países reaccionan a esta tendencia en el futuro.
Este estudio anual también destaca la evolución de las medidas de reducción del impuesto de sociedades en muchos países. El objetivo de estos no es otro sino aligerar la fiscalidad de los asalariados con ingresos bajos o medios mediante exenciones. Además la OCDE considera que han existido evidentes progresos en la fiscalidad medioambiental (centrados en los gravámenes sobre la energía y el transporte por carretera), aunque insuficientes para desincentivar las emisiones de dióxido de carbono.
Por todo ello desde la OCDE insisten en que habría que fomentar impuestos que modifiquen los comportamientos dañinos con el medio ambiente, considerando que hay margen de acción con impuestos sobre los residuos, las bolsas de plástico o los productos químicos.
En 2016, el último año para el que hay datos globales disponibles, los impuestos representaron un 34,3% del producto interior bruto (PIB) en la OCDE, tres décimas más que el ejercicio precedente.
El peso de los impuestos se incrementó ese año en Grecia, Holanda, Letonia, Corea del Sur y Polonia (países donde el alza fue superior a un punto de PIB). En el otro extremo la presión fiscal disminuyó, sobre todo, en Austria y Nueva Zelanda, y en menor medida en Argentina, Bélgica, Canadá, Chile, Islandia, Irlanda, Israel, Italia, Noruega, Portugal, España y Estados Unidos.
*Fuente de la información ‘Expansión’.
Comentarios recientes