Son muchos los autónomos que cometen el error de desgravar, únicamente, los gastos de los que tienen factura. Esta es la forma correcta de proceder, pero se puede ampliar ya que existen otros tipos de gastos que también pueden tenerse en cuenta para aminorar las cargas fiscales (aunque no se disponga de factura como justificante de los mismos), tales como:

  • La propia cuota de autónomos.
  • Los billetes de transporte público.
  • Las cuotas de colegios profesionales.
  • Los seguros.
  • La amortización de bienes de inversión.
  • Los gastos de los bancos.
  • Los impuestos.

Eso sí, si tenemos algunos de estos gastos y no se tiene factura, el autónomo debe declarar el gasto como ‘gasto sin factura’. En cualquier caso se deben justificar ante Hacienda, y para ello habrá que aportar el recibo del banco o el contrato que se haya firmado y que sea origen del gasto en cuestión.

Los expertos en la materia recomiendan que los gastos sin factura se paguen siempre por el banco, evitándonos así darle a Hacienda pretextos para imponer una sanción al trabajador autónomo.

Por su parte las facturas simplificadas también se catalogan como gastos confusos. Este tipo de facturas se han ido emitiendo para dejar de utilizar los tiquets, pero el problema surge cuando no están a nombre del trabajador autónomo (bastante frecuente en el caso de gastos en bares o restaurantes). En estos casos se contabilizará como gasto con factura, pero el tipo de IVA debe ir al 0% (no se puede deducir en ningún caso). Además para este tipo de casos es obligatorio solicitar una factura en regla con todos los datos, y abonar los importes por medios electrónicos. Si no se hace de este modo los cambios de IRPF que entraron en vigor este año impedirán su desgravación.

*Fuente de la información ‘Cinco Días’.

Share This