El dicho “donde hay confianza da asco” puede describir a la perfección alguna de las situaciones más frecuentes que terminan en problemas en las empresas familiares. Tener puntos de vista diferentes es habitual, e incluso positivo, pero  también de ello pueden surgir complicaciones. 

En las empresas familiares los conflictos pueden afectar directamente al negocio, y es ahí donde empiezan realmente los problemas. Lo más habitual son los enfrentamientos personales sobre los roles a desempeñar, lo que recibe cada uno, contratación de familiares consortes, etcétera. En todos estos casos los problemas personales se suelen mezclar con los profesionales.

La clave, según los expertos en la materia, está en delimitar bien las funciones de cada persona en el trabajo, así como en tener máxima confianza en la persona con la que vas a montar el negocio. A partir de ahí tenemos que establecer las competencias para cada trabajador procurando no pasar esa línea, de tal forma que la responsabilidad de cada parcela recaiga sobre uno de los socios. En definitiva lo que hay que hacer es delimitar el rol de poderes, ya que si esos roles están bien definidos los conflictos dejarán de existir.

También hay ocasiones en las que montar una empresa familiar es casi una necesidad, y la clave del éxito radica en tener un pacto familiar precedente en el que se especifican cada una de las responsabilidades y obligaciones de cada miembro. Así cada uno conoce cuál es su misión y respeta la de los demás.

Como conclusión podemos decir que lo fundamental en estas empresas para evitar que surjan los problemas son tres aspectos: 

  • El reparto de funciones, estableciendo antes que nada el rol de cada uno en la empresa. Las funciones que va a desempeñar cada trabajador/familiar deben quedar claras desde el principio para que no derive en conflictos.
  • El respeto es también fundamental a la hora de trabajar con familiares, a la vez que hay que intentar no mezclar lo personal con lo profesional. Que cada uno tenga claro lo que va a hacer y no se inmiscuya en las competencias de los demás. Además hay que escuchar todas las opiniones a la hora de tomar decisiones de manera abierta y empática.
  • La confianza es el tercer pilar básico para que una empresa familiar funcione. Es necesario confiar en la/s persona/s con la/s que vas a montar un negocio para que este sea viable y rentable.

*Fuente de la información ‘Cinco Días’.

Share This