Una nueva variante se suma a la compleja situación que seguimos viviendo tras más de un año de COVID-19: la salud mental de los trabajadores. Y dentro de los diferentes colectivos de trabajadores, son los autónomos los más afectados. ¿Por qué ha sucedido esto? Lo vemos a continuación.
Como bien sabemos ser autónomo tiene sus ventajas e inconvenientes, pero son quizás el colectivo más propenso a sufrir trastornos tales como la ansiedad o falta de sueño. A veces es complicado desconectar de las obligaciones y conseguir separar las horas laborales de las de ocio.
Los problemas o trastornos más comunes son los siguientes:
- Insomnio. Las mismas causas que provocan la ansiedad durante el día, impiden conciliar el sueño cuando llega la noche. Además la angustia que supone el no poder dormir empeora aún más la situación. Con los días el cansancio pasa factura y no se rinde igual en el negocio.
- Ansiedad. Hay muchas formas en las que puede presentarse este problema, tales como falta de concentración, incapacidad par relajarse o sensibilidad excesiva. La falta de ocio o espacios de distracción durante la pandemia han empeorado este trastorno.
- Depresión. Suele pasar desapercibida, pero está más presente que nunca entre los autónomos. Algunas señales que pueden servir de alerta para detectarla son:
– Falta de entusiasmo
– Pérdida de interés en las actividades cotidianas
– Ausencia de apetito
– Desánimo constante y excesivo
- Trastornos alimentarios. Los autónomos, por el exceso de trabajo, pueden pasar largos periodos de ayudo, alternándose con atracones puntuales. Esto es un grave problema que tiene incidencia directa sobre la salud física.
Una vez hemos localizado cuáles son los problemas o trastornos más comunes entre los autónomos, debemos saber cómo actuar para cuidar nuestra salud mental. La mejor y principal ayuda es acudir a un profesional. En este caso el idóneo sería un psicólogo, que te ayudará enormemente a canalizar tus emociones.
Sin embargo las medidas preventivas son fundamentales e igual de importantes en estos casos. Algunas de las que podemos poner en práctica son:
- Establece un rutina diaria. Intenta marcarte unas horas de trabajo, respetando siempre el tiempo de descanso, tan necesario para desconectar de las obligaciones.
- Haz ejercicio físico. Hacer deporte libera lo que conocemos como endorfinas, y ello de pondrá de buen humor. Por eso es fundamental que el deporte forme parte de tu día a día.
- Intenta delegar tus actividades. Proponte dejar en manos de otro algunas de tus tareas. Ello liberará tu carga mental, a la vez que disfrutarás más de las tareas que te correspondan.
- Comunícate. Habla con otras personas y no te aísles. Intercambia sensaciones y emociones. Somos un ser social, y la interacción con otras personas para nosotros es vital.
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